Intervenciones para retrasar la edad cardiovascular
- ciguniandes
- 2 sept 2019
- 4 Min. de lectura
Las enfermedades cardiovasculares están estrechamente relacionadas con el envejecimiento, debido a que la prevalencia e incidencia de hipertensión arterial, ateroesclerosis y enfermedad coronaria aumenta después de los 45 años en los hombres y una década después en las mujeres (1). Sin embargo, la edad cardiovascular no siempre coincide con la edad cronológica de las personas, pues la exposición persistente a estilos de vida poco saludables, como la ingesta excesiva de calorías, mala nutrición, estilo de vida sedentario, estrés psicológico y tabaquismo, acelera el deterioro funcional cardiovascular y aumenta significativamente el riesgo de desarrollar condiciones como enfermedad arterial coronaria, accidente cerebrovascular, falla cardiaca, aneurisma aórtico, enfermedad arterial periférica, demencia vascular, entre otras (2). Debido a lo anterior y teniendo en cuenta que las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muertes a nivel mundial, es de gran importancia invertir esfuerzos en diseñar e implementar intervenciones preventivas que promuevan el mejoramiento y retraso de la edad cardiovascular de la población mundial.
El envejecimiento cardiovascular es un fenómeno biológico causado por la acumulación de daño celular, tisular y orgánico con el tiempo, que conduce a una disminución progresiva de la función y la estructura (2). Dentro de algunos de los cambios morfológicos específicos están el engrosamiento de la pared vascular, los depósitos de colágeno, la fibrosis perivascular y la dilatación de los vasos (3). A pesar de estos cambios que son inherentes al envejecimiento, existen algunas intervenciones que retrasan su progresión. A continuación, se expondrán algunas de las intervenciones que disminuyen la velocidad del proceso degenerativo asociado a la edad cardiovascular.
Para empezar, las intervenciones nutricionales como la restricción calórica sin malnutrición, el ayuno intermitente y la alimentación con restricción de tiempo han demostrado un efecto positivo para la salud cardiovascular. La primera es la intervención más poderosa para frenar el envejecimiento y para prevenir múltiples enfermedades crónicas asociadas a la edad, incluidas la miocardiopatía, la nefropatía, la neurodegeneración, el cáncer y las enfermedades autoinmunes en roedores y otros organismos modelo (4,5). En modelos genéticos en ratones se ha evidenciado que los animales con restricción calórica tienen menores lesiones de ateroesclerosis, mayor resistencia al infarto de miocardio y mejor recuperación post isquémica (6,7). Con respecto al ayuno intermitente y la alimentación con restricción de tiempo, estudios en ratones han mostrado que ambas protegen a los ratones contra la obesidad, la hipertensión, la diabetes, la inflamación (2). Múltiples mecanismos median estos efectos, incluyendo el mejoramiento de la sensibilidad a la insulina, aumento de niveles del factor de crecimiento de fibroblastos, disminución de la inflamación y el estrés oxidativo, mejor función mitocondrial que favorece respuestas más adecuadas al estrés adaptativo celular y molecular (2).
Por otro lado, el ejercicio también es una herramienta importante para el mejoramiento de la edad cardiovascular, siendo una de las intervenciones más importantes para prevenir múltiples enfermedades. Por su parte, el ejercicio de resistencia aeróbica tiene un efecto protector contra la obesidad abdominal al aumentar la biogénesis mitocondrial, así como el consumo de oxígeno y de calorías (2). Además, datos de diferentes estudios clínicos aleatorizados tanto en animales como en humanos indican que el entrenamiento regular con ejercicios aeróbicos también puede mejorar la salud funcional y estructural de las paredes arteriales (8). Por otra parte, el ejercicio de resistencia anaeróbica o isométrica es un componente esencial de la salud cardiovascular porque aumenta la tasa metabólica basal y aumenta la pérdida de grasa al tiempo que mantiene o reduce la pérdida de tejido magro (2).
Por último, intervenciones basadas en mindfulness y en control del estrés también han demostrado tener un impacto en la salud cardiovascular. En diferentes estudios se ha evidenciado que la ira puede desencadenar arritmias ventriculares polimórficas letales y que la depresión (9) después del infarto de miocardio aumenta el riesgo de un peor pronóstico cardiovascular en casi el doble (10). En relación con esto, existen algunas hipótesis de posibles mecanismos por los cuales existen vínculos entre el estrés psicológico persistente, las emociones negativas y la depresión, y las enfermedades cardiovasculares; entre las cuales se encuentran alteraciones del eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal y del sistema nervioso autónomo, que generan liberación de hormonas mediadoras de estrés como los corticosteroides y las catecolaminas, que a su vez pueden alterar la presión arterial, la capacidad de respuesta plaquetaria y la respuesta inmune y aumentar la inflamación y el estrés oxidativo (2).
En conclusión, el envejecimiento trae consigo diferentes cambios causados por la acumulación de daño celular, tisular y orgánico. Sin embargo, los estilos de vida poco saludables pueden acelerar este proceso de envejecimiento, lo cual genera un empeoramiento de la edad cardiovascular que trae como consecuencia un aumento en el riesgo de desarrollar patologías como hipertensión arterial, ateroesclerosis, enfermedad arterial coronaria, entre otras. Por lo anterior, las intervenciones preventivas que promuevan una disminución en el proceso del envejecimiento son una herramienta para incentivar cambios de vida saludable que tengan un impacto positivo en la salud cardiovascular.
Editor y autor: Daniela Peña Ramírez, Presidenta del Grupo de Interés en Cardiología de la Universidad de Los Andes, Estudiante de medicina de dicha universidad.
REFERENCIAS
1. Lakatta EG. So! What’s aging? Is cardiovascular aging a disease? 2020;8150:1–13.
2. Fontana L. Interventions to promote cardiometabolic health and slow cardiovascular ageing. Nat Rev Cardiol [Internet]. 2018;15(september). Available from: http://dx.doi.org/10.1038/s41569-018-0026-8
3. Costantino S, Paneni F, Cosentino F. Ageing , metabolism and cardiovascular disease. 2016;8:2061–73.
4. Fontana, L., Partridge, L. & Longo, V. D. Extending healthy lifespan — from yeast to humans. Science 328, 321–326 (2010).
5. Ingram, D. K. & de Cabo, R. Calorie restriction in rodents: caveats to consider. Ageing Res. Rev. 39,15–28 (2017).
6. Guo, Z. et al. Dietary restriction reduces atherosclerosis and oxidative stress in the aorta of apolipoprotein E- deficient mice. Mech. Ageing Dev. 123, 1121–1131 (2002).
7. Edwards, A. G. et al. Life- long caloric restriction elicits pronounced protection of the aged myocardium: a role for AMPK. Mech. Ageing Dev. 131, 739–742 (2010).
8. Nowak, K. L., Rossman, M. J., Chonchol, M. & Seals, D. R. Strategies for achieving healthy vascular aging. Hypertension 71, 389–402 (2018).
9. Lampert, R. Mental stress and ventricular arrhythmias. Curr. Cardiol. Rep. 18, 118 (2016).
10.Nicholson, A., Kuper, H. & Hemingway, H. Depression as an aetiologic and prognostic factor in coronary heart disease: a meta- analysis of 6362 events among 146 538 participants in 54 observational studies. Eur. Heart J. 27, 2763–2774 (2006).
#lunesdeprevencióncardiovascular #studymotivation #instadocenciasalud #primarycare #clinicalpractice #medicalscience #medicaleducation #medicalschool #medicalstudentlife #heart #hearthealth #cardiology #medicalstudent #medstudent #futuredoctor #lovecardio #medlover #heartdisease #medicallife #medicine #salud #corazon #cardiologia #medico #uniandes
留言